Quiero ser español para ser libre, ¿y qué?
exilio republicano, títulos del reino y un poeta. Todos cubanos y muy españoles
Este verano me lleva de apretado anhélito, literal y figuradamente, y no es el asma, que cede en el verano, sino el trajín de Autonomía Concertada apenas en este último mes, y que tanto agradezco. Me cabe la honra anunciar la gratísima sorpresa de haber sobrepasado el umbral de los 1000 seguidores en el canal de YouTube, obra de fieles internautas que con tenaz diligencia
Antes de continuar este rosario de vanidades,
“si es que hay que darse importancia”, como dice Cuca Charanga,
“la mulata más sabrosa que pasea por la Habana,
la que espanta el galletazo cuando se forma la tángana,
un minuto de silencio, que llegó Cuca Charanga”
en la voz de Luis Carbonell. Aquí te dejo su conocida estampa. Fue escrita, según cuenta el propio Carbonell en alguna introducción, cuando en la Habana coincidieron dos sucesos de relevancia, a saber: la visita de María Félix y la proyección en estreno de Carmen Jones. María Bonita en la Habana. Parece que me voy del tema, pero no, tenga fe, estimado e improbable lector. Esta estampa, como muchas otras que Carbonell ha tatuado en la cultura cubana son obra de Arturo Liendo y Lazcano (Bilbao, 1913-La Habana, 1970), actor, locutor, dramaturgo y humorista español, quien con 18 años, ni bien proclamada la 2ª República española (1931-1936), emigró a la Grande Antilla, como decenas de miles de españoles que buscaban la paz, y el progreso personal, al huir de una situación muy difícil en una España que pujaba sangre por esa república que finalmente, después de otra guerra civil (1936-1939), sería derrotada (aún teniendo la razón y el Derecho de su lado) y sepultada por el General Franco, quien luego de declarar su victoria estableció una dictadura de partido único hasta su muerte. ¿Suena familiar esta historia? Pongo una tachuela aquí. Volveremos.
Cuba le abrió las puertas a ese exilio republicano español, y más que eso, a todo español. De la aldea más remota en los picos de Europa, de caseríos, pero también de las más grandes ciudades de España salieron sus hijos por millares huyendo al hambre y a la desesperanza. Encontraron en Cuba y en los cubanos un asidero material y espiritual. Como dijo Su Majestad en el discurso a la colectividad española de Cuba, al referirse a su exponencial aumento en las últimas décadas: “...ello no habría sido posible si Cuba no hubiese sido un país de acogida y de arraigo. A lo largo de sucesivas generaciones, nuestros compatriotas llegaron a estas tierras en busca de un futuro más próspero, especialmente en momentos duros de nuestra historia en los que, por razones políticas o por falta de oportunidades económicas entonces, muchos españoles vieron en la emigración una oportunidad. En esos momentos de dificultad, Cuba abrió sus puertas a gallegos, asturianos y canarios, entre otros, para que pudieran ganarse el sustento trabajando duro con tesón. Esa capacidad de trabajo y su honradez fueron la base del respeto y del afecto con el que fueron recibidos y reconocidos...”
Cuando Batista nombra a Antonio Iraizoz y del Villar (1890-1976) como embajador de la república ante el gobierno de Franco, le entregó al diplomático varios miles de pasaportes para que españoles salvasen la vida y pudieran, como extranjeros, salir del territorio español bajo la protección del Estado cubano, y refugiarse allí. Una vez más, Cuba al socorro de la madre. Los vínculos de Iraizoz con Batista han hecho que su nombre quede enterrado, pero es un intelectual de primerísima línea que tiene obras de una relevancia extraordinaria, como su ensayito sobre el humor, o sobre Cagliostro, para tocar hasta la vena más esotérica, e incluso sobre el escudo de la República. En relación con este, su teoría es que no fue Teurbe Tolón el creador de la heráldica de la revolución, sino Andrés Cassard, padre de la masonería regular en Cuba.
Iraizoz, también español de nacimiento, era la persona ideal para ser acreditada cerca del gobierno de Franco. Durante el tiempo en que ejerció la plenipotencia cubana ante España se inauguró el Paseo República de Cuba en el Parque del Retiro y en solemne ceremonia pública se develó la fuente que allí reposa. Además de su labor como periodista, escribió una biografía del presidente Gerardo Machado, y después de la muerte del conde de Casa-Bayona (1892-1969), otro español insular, otro portentoso exponente y promotor de la hispanidad, ocupó la presidencia de la Academia Cubana de la Lengua, hasta su muerte.
Cuba fue el único país de la América española que no abolió los títulos nobiliarios españoles, ni siquiera cuando Fidel Castro tomó el poder, y aquí la última anécdota, que quiero ser consciente con el tiempo: tuve el inmenso privilegio de conocer e intimar con el último secretario de Chacón y Calvo, un hombre cultísimo, gran defensor de su obra y de su memoria. Y fue él quien me dijo que los condes de Lagunillas y Casa-Bayona, los últimos títulos del reino que quedaban en Cuba le pagaban un impuesto al gobierno para continuar firmando con sus títulos en vez de sus nombres.
Cuba sigue siendo inmensamente española, y los cubanos debemos dejar de construir nuestra identidad de espaldas a esa madre nutricia. Cuando nos toque reconstruir nuestro existenciario, librados de la tiranía, España será una ayuda invaluable. Aquellos que insisten en querer instalar la noción de que el interés por la ciudadanía española (nadie ha dicho volver aún) está determinado, o influido, o marcado por la terrible situación humanitaria en Cuba, te digo que las circunstancias forman parte de nuestra realidad, y aun cuando los millones de cubanos que decidan hacerse españoles lo hagan por la mezquina razón que fuere, aún así, se trata de un derecho fundamental y personalísimo. Usted puede querer ser ciudadano por muchas razones, todas ellas dignas de respeto, pero todas personales e íntimas, todas y cada una de ellas absolutamente inconsecuentes para la concesión de la ciudadanía. Porque la ciudadanía no es una relación emocional, sino jurídica. No valen emociones donde sólo vale el Derecho.
Dicho de otra manera: A los que dicen que los cubanos nos queremos hacer españoles por conveniencia, interés u otra razón que no sea el patriotismo: mire usted: supongamos que todos los cubanos deciden hacerse españoles por las más mezquinas razones. Cada una de ellas la más personal, la más íntima, la más superflua. Y cada una de ellas la más válida, porque la ciudadanía es una relación jurídica, no es una relación emocional. Para relaciones emocionales existe el entorno social: dígase familia, amantes, amigos, conocidos y circunstantes. La ciudadanía no tiene emociones, el cubano que quiera la ciudadanía española para viajar por el mundo, o para renunciar inmediatamente a ella, está en todo su derecho, es un bien fundamental. Ni el gobierno, ni usted, ni yo tenemos capacidad suficiente de indagar, escrutar, cuestionar los procesos mentales de cada individuo, quien debe ejercer su derecho soberano sin otra sujeción que la de su voluntad y la ley.
Cubanos, esto es importante. Que nadie les haga un cuento: el amor a España no es requisito para ser español, ni nadie puede indagar ni cuestionar sobre sus intenciones, objetivos, etc. Yo quiero ser español para ser libre. ¿Y qué bolá?
Así que la próxima vez que quien sea, me saque, o te saque, improbable lector, el temita este de “arréglenselas como puedan, que si nos echaron de allí, que si las guerras de independencia”,
“que patatín, que patatán...
El que lo haga que su lengua
se la pise al caminar
de lo larga que la tiene
por el vicio de chismear”
Y volviendo a la pintura… digo, al tema del semanario ¡Ay, Carbonell! ¡Sal de este cuerpo!
Decía que cuando el tema salga a flote porque inexorablemente tenemos que chocar con nuestra propia leyenda negra, tema por otra parte sumamente trillado, manido hasta decir basta, pues estos son buenos argumentos, y seguramente habrá otros, o incluso contra-argumentos que me encantará leer en comentarios.
Cuba española: el pódcast
Ya se está publicando el pódcast, que como ya dije, no dediqué ni esta neurona a pensar en el nombre, ¿te diste cuenta, verdad? Pues así se va… Este esfuerzo que de consuno estamos haciendo, porque reconozco también a todos los que dan un “me gusta”, comentan, y vuelven a comentar, se suscriben, y disfrutan esta aventura absolutamente desquiciada y maravillosa que he emprendido para que todos los cubanos seamos libres… bueno, tampoco es por altruismo, cuando todo esto se acabe y seamos españoles ya le dije a Felipe que quiero mi título. Estaba pensando en Ysla-Josefina, esa isleta intermitente en el río Almendares que solo existe cuando el río se muere, porque ha perdido mucha agua… una isla dentro de una isla… curioso, ¿no?
Aquí te dejo el enlace para que le eches un vistazo cuando puedas. Estamos publicando algunas conferencias y entrevistas que me parecen importantes que se mantengan en el tráfico, porque contienen información valiosa.
Nunca se agradece lo suficiente, y aprovecho para agradecer una vez más a todos, a mis ángeles de la guarda cuyos nombres se han hecho familiares en los comentarios de YouTube… a los que ven los videos y dedican parte de su valioso tiempo. No pasa desapercibido. A todos muchas gracias por el voto de confianza y creer en esta idea. ¡Es hora de volver a casa!
Gracias a todos
Los quince de Florita. Letra de Jorge González Allué