En el imaginario nacional cubano, el mambí ha sido elevado al rango de arquetipo fundacional. Figura heroica, encarnación de la lucha por la libertad, símbolo de una nación forjada en la manigua. Sin embargo, cabe preguntarse si resulta conveniente —o incluso legítimo— asumir como modelo nacional una figura que desconoció la legalidad vigente y se levantó contra la voluntad política de su propio pueblo.
Un dato incómodo: el electorado votó
En 1879, después de la Paz del Zanjón, se celebraron elecciones con una participación del 56,15% del electorado inscrito en Cuba. En 1881, aunque con menor participación (44,69% en La Habana), el proceso siguió siendo legal y abierto. Los resultados fueron claros: la mayoría de los cubanos optó por una vía autonomista o asimilacionista dentro de España, respaldando al Partido Unión Constitucional o al Liberal Autonomista.
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