¿Son realmente los españoles extranjeros en Cuba?
Al imponerse el Estado cubano con la forma republicana de gobierno, receta norteamericana que los cubanos nunca hemos dominado, y al calor del natural debate sobre qué éramos entonces, y en cuánta medida distintos de lo español, o en cuánta era lo español extranjero en su propia tierra, un folleto de Francisco Carrera y Jústiz, publicado en 1904, al abordar esta pregunta, caracteriza a Cuba como típicamente española. Esta influencia se extiende incluso a los campos, donde cabría esperar un tipo cubano más distintivo.
El autor entra en detalles para fundamentar su argumento, al señalar acertadamente la presencia de elementos hispano-arábigos en nuestra cultura. Un ejemplo es la noria utilizada por los campesinos cubanos, lo que devela una conexión directa con el legado hispano-arábigo. Del mismo modo, la posada cubana se asemeja notablemente a las de Castilla, no solo las contemporáneas, sino también aquellas descritas en obras literarias clásicas como “Gil Blas” y “El Quijote”. Incluso el tiple cubano, una variante de la guitarra oriental, refleja una influencia traída a España por los sarracenos.
Desde una perspectiva sociológica, los cubanos somos ramas del viejo tronco español, nutridos de su savia más característica: la romana. Nuestra prehistoria, a diferencia de otras regiones de América, no presenta una raza autóctona vigorosa que haya mixtificado la influencia española, como ocurrió en México con los aztecas, en Perú y Bolivia con los incas, en Ecuador y Colombia con los chibchas, y en Chile con los araucanos. Por lo tanto, tras el descubrimiento de América, los elementos clásicos del tipo español se concentraron aún más en Cuba, convirtiendo al cubano, en términos de razas y familias, en el descendiente más puro del español en América, y sin duda, tan español como los nacidos en España.
Debido a la ausencia de una población autóctona vigorosa en Cuba, todo aquí es predominantemente español —dice Carrera y Jústiz—. Nuestra tradición, aún reciente en un territorio sin densa población y aislada dentro de nuestras costas, no ha permitido, en un sentido étnico estricto, la creación de algo que pueda identificarse plenamente como un tipo cubano, diferenciado del español por rasgos característicos que la ciencia exige en estos casos.
Francisco Carrera Justiz (1857-1947), fue un abogado, catedrático, legislador y diplomático cubano que intervino en la redacción de importantes leyes a inicios del período republicano, como la ley orgánica del Poder Ejecutivo.
El Municipio y los Extranjeros. Los Españoles en Cuba
Librería Imprenta La Moderna Poesía, 1904, La Habana, Cuba
Nota: En este texto, el término “raza” se refiere a cuestiones étnicas, en lugar de la connotación racial negativa que adquirió posteriormente.
* Alejandro Fernández de Castro es vicepresidente de Autonomía Concertada para Cuba. Reside en la Habana, Cuba.